-Ramón Columba, mi padre y su hermano Claudio Antonio, fundaron la revista “Páginas de Columba” en 1922-Dice nuestro entrevistado y agrega- en el número 8, el suplemento infantil que allí se publicada, pasó a convertirse en El Tony (como revista independiente) el día 26 de setiembre de 1928. En 1945, la siguió Intervalo semanal, la cual tuvo tanto éxito, que poco después se le agregó Intervalo Extra. La siguieron Fantasía (con formato de bolsillo) y en 1957 llegó D´artagnan. Años después cancelamos todas estas publicaciones semanales y las transformamos en trimestrales y luego en mensuales. La última de ellas fue Nippur Magnun. También durante cierto tiempo publicamos “Rapsodia”, consistente en fotonovelas y novelas románticas ilustradas, provenientes por convenio, de la revista italiana “Grand Hotel”.
-¿Tenían un tiraje importante?
-Más que importante, impresionante. Intervalo vendía 250.000 ejemplares semanales y El Tony, 300.000 semanales, allá por los años 1949-50. Y ya en la época de los albumes, nuestras revistas tiraban en su totalidad 2.000.000 (dos millones, leyó bien) de ejemplares quincenales. Intervalo publicaba en adaptaciones las grandes novelas universales. Un buen aporte a la cultura popular, ilustradas por los mejores dibujantes de aquellas épocas.
-¿Las revistas eran para toda la familia?
-Totalmente. Nuestro público iba desde los 12 a los 70 años. La franja más importante de lectores estaba entre los 20 y 30 años. Publicábamos novelas ilustradas para lectores de todas las edades. Cada revista poseía su impronta. Intervalo, al público femenino, El Tony, las aventuras, D´artagnan, bélicas, policiales, cowboys. Todas con gran éxito.
-Hablando de éxitos ¿Cuáles fueron los mayores, a través de las épocas?-
-No es tan sencillo decirlo. En siete décadas de publicaciones hubo personajes que tuvieron su largo “cuarto de hora”. En El Tony, “El león de Francia” de Roberto Valenti, con dibujos de Fernand vendía 250.000 ejemplares semanales. En tiempos más cercanos descolló Nippur de Lagash, de Robin Wood y Lucho Olivera, por ejemplo.
-Columba siempre dio importancia a personajes de raigambre nacional, según se sabe. ¿Puede nombrar algunos?
-Por supuesto, El Cabo Savino de Carlos Casalla y Julio Alvarez Cao, el Sargento Martín Toro, el Capitán Camacho, todos soldados “fortineros”. El comandante Paco Almiral y el oficial Hilario Corvalán de Gendarmería Nacional. Todos ellos eran personajes entrañables que tenían legiones de seguidores.
-¿Podría recordarnos algunos nombres de dibujantes que trabajaron para Columba?
-Muchos fueron en verdad, Alberto Moraga, Jorge y Arturo del Castillo, Ricardo y Enrique Villagrán, Alberto Salinas, hijo del gran José Luis Salinas, que dibujaba “Cisco Kid” para el King Feature Syndicate y los italianos Jorge Lettieri, Ivo Pavone y hasta Hugo Pratt, por ejemplo. Me es imposible ahora recordarlos a todos. ¡Eran tantos!
-¿Columba publicó grandes personajes del “comic” de EE UU?-
- Desde luego, algunos de ellos fueron; El príncipe Valiente, Tarzán, Flash Gordon, Batman, Rip Kirby, el Agente Secreto X-9, etc- Pero, poco a poco, el gusto de nuestro público fue cambiando y comenzó a preferir los trabajos de artistas nacionales y así se abrió un amplio mercado laboral para guionistas y dibujantes argentinos y no pocos extranjeros. A todos les dimos cabida.
-¿Columba tenía talleres propios?
-Sí. Nuestra primera imprenta, que estaba equipada con máquinas alemanas MAN funcionó desde 1960 en la calle Victorino de la Plaza. Luego de unos años, nos ampliamos y compramos un local mucho más grande en la localidad de San Martín, provincia de Buenos Aires Quero agregar que nuestra editorial publicaba también la colección Esquemas, donde grandes escritores, hombres públicos y pensadores desarrollaron los más variados temas (Jorge Luis Borges, Alfredo L. Palacios, etc). Siguiendo con el tema de la imprenta, desde 1966 comenzamos a imprimir las revistas totalmente a colores.
-¿Qué es la AAER?
-Es la Asociación Argentina de Editores de Revistas. Fue fundada en 1948 y mi padre, Ramón Columba, fue presidente de la misma en los primeros períodos. Digo con orgullo que su labor “amigó” a las grandes editoriales argentinas (Editorial Atlántida, Julio Khorn, Editorial Abril, Dante Quinterno, etc) Cierta vez mi padre medió ante el propio presidente Juan Domingo Perón para destrabar un conflicto por falta de papel que sufría Atlántida y la situación se normalizó. Cada editorial poseía su propio “box” de distribución en la Asociación de Distribuidores de Revistas. En nuestro caso, del taller a la playa de carga y de allí a los kioskos de capital. En el interior del país nos distribuía la firma Bertrand.
- ¿Puede darnos una semblanza de su padre, el fundador?
-En 1908 comenzó como taquígrafo del Congreso Nacional. Marcó un “record” al escribir 235 palabras por minuto (Nota: Ramón Columba (padre) fue autor del libro de caricaturas “El Congreso que yo he visto”). Por entonces, los buenos oradores como Alfredo Palacios o Marcelo Sánchez Sorondo pronunciaban un promedio de 160 palabras por minuto. La idea de crear una revista de historietas se decantó de las caricaturas y bromas políticas que mi padre publicaba para el diario “Última Hora”. En 1913 realizó con gran éxito en La Plata, una exposición de esos materiales. Otra anécdota es que en “Páginas de Columba” mi padre fue el primero en publicar dibujos de Guillermo Divito (más tarde genial creador de “Rico Tipo” y sus curvilíneas chicas). El padre de Divito, que era cirujano, llamaba asiduamente al mío por teléfono, rogándole que no le publicara más dibujos, porque él deseaba que su hijo siguiera la carrera de medicina. Mi padre también trabajó hasta 1945 para el noticiario “Sucesos Argentinos”, donde dibujaba las noticias y las comentaba mientras filmaban.
-¿Qué puede decirme sobre los guionistas y adaptadores de novelas?
-Muchos y buenos también, Alfredo Julio Grassi, Julio Alvarez Cao, Robin Wood, usted mismo, señor Fernández, Pedro Mazzino, Ray Collins, Ricardo Ferrari, etc Como le dije, muchos y buenos. No se olvide que Columba ponía a consideración del público buen y nutrido material de lectura. Nuestro rótulo de presentación era “Novelas Gráficas”.
-¿Alguna consideración final para cerrar este diálogo?.
-En diciembre de 1990 me jubilé como director de la empresa y solo lamento una cosa: Que nuestras revistas ya no estén en el mercado (dejaron de salir en el año 2000) pero también me reconforta el saber que miles de lectores las recuerdan todavía hoy con nostalgia y cariño.
Armando S. Fernández
En la guerra de Malvinas
-“El lunes 9 de abril de 1982, una semana después de la recuperación de las Malvinas, dispusimos un camión repleto de nuestras revistas que, luego fueron enviadas a los soldados que estaban en las islas. Poco después, el dibujante Tibor Horvath, que también era radioaficionado y estaba conectado con la Red de Radioaficionados Argentinos, desplegados a todo lo largo de la costa patagónica, me pidió si podíamos proveerlo de un equipo de radio de alta potencia. Y lo hicimos. Me solicitó también 500 ejemplares de cierta edición de D´artagnan y los números de páginas, nombres de personajes, etc que en ella había, fueron datos que más tarde se usaron para trasmitir mensajes cifrados a la Fuerza Aérea. Cuando nuestra revista D´artagnan cumplió 25 años de publicación, Horvath, que residía en Córdoba, me envió un carta muy emotiva que decía.”Cuando la Patria llamó a sus hijos a defenderla, D´artagnan estuvo presente”.
1 comentarios:
Hermoso,Armando. Pero le hubieras sacado más el jugo.Tu exceso de respeto nos privó de más "comida". Felicitaciones.
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