Recuerdo que el primer impacto de mi vida como lector de historietas fue leer la revista Misterix de Editorial Abril. He leído después de ella muchas buenas revistas, pero ninguna dejó en mi memoria un recuerdo tan poderoso. Allí desembarcaron los grandes maestros italianos traídos por el editor Cesare Civita. Paul Campani dio vida al “Hombre Atómico”, (más tarde dibujado por el gran Eugenio Zoppi, junto al cual en Columba desarrollamos la serie Manhattan Force), quien provisto de su traje a pruebas de balas y su pila atómica, secundado por el fiel gigante Quirón, su esposa Jolly y el inspector Burns enfrentaban a los más expertos y extraños criminales. Y a su lado, Jim Toro, Amok, La Pantera Rubia, y más tarde esos tres gigantes llamados Bull Rockett (también de Campani y luego redactado por el gran Héctor G. Oesterheld y dibujado por Solano López) y el Sargento Kirk, (de HGO y el gran Hugo Pratt). Y la gran historieta “fortinera”: Fuerte Argentino, con guión del maestro Julio Almada (Julio Aníbal Portas) y Walter Ciocca. En épocas más cercanas llegarían Joe Gatillo (Ray Collins y Carlos Vogt), El Implacable, (de Ongaro y Vogt) y como frutilla del postre y cuando Misterix ya no pertenecía a Editorial Abril sino a Editorial Yago, llegarían Precinto 56 del maestro Ray Collins y José Muñoz (más tarde ilustrada por Angel “Lito” Fernández para Skorpio) y finalmente nada menos que Mort Cinder, de HGO y Alberto Breccia, para muchos fanáticos ( y entre los que me cuento) la más grande y subliminal historierta jamás realizada en este país. Todo eso y mucho más fue Misterix, una revista simplemente inolvidable.
Primera etapa de Misterix en el ejemplar Nº 70 de 1950 y el Nº 538 de 1959. Pura emoción y aventura.
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