viernes, 10 de agosto de 2007
Cultura: El universo abstracto de Oscar Otero
En el Espacio Cultural Lola Mora, correspondiente a la Biblioteca del Congreso de la Nación, expuso desde el 26 de julio al 14 de agosto, su obra el pintor Oscar Otero. Este porteño de 41 años, refleja las inquietudes del ser en su obra. Autodidacta, premiado en numerosas exposiciones sus trabajos poseen la cualidad de ser atrapantes e indagan en los estados de ánimo, con elementos oníricos y fantásticos. Está exponiendo en dos lugares más en simultáneo, uno de ellos es la UTN (Unión Tecnológica Nacional) y el centro de Gestión y Participación (CGP) número 15. En su curriculum de casi ochenta obras realizadas se cuentan exposiciones y premios en 2005, 2006, 2007 en la Universidad Católica de Salta, 2005 y 2006 en la Bolsa de Comercio, primer premio en 2004 y 2005 del Consejo Deliberante de San Fernando, primer premio 2005 de Asociación Estímulo de Bellas Artes, Tercer premio 2006, Galería Bracque, primer premio 2005, Galería Forma, segundo premio 2004, de la Municipalidad de Tres de Febrero, segundo premio 2006 de la Municipalidad de Vicente López. En el diálogo que entablamos me expresó que:” Estoy en una constante exploración de lo visual. Soy un lector empedernido y algunas de mis pinturas están originadas a partir de la lectura. Por ejemplo, en el salón se exhibe “El ser presiente la nada” tomado de “Ser y la nada” de Jean Paul Sartre. Opino que la pintura que necesita explicación es trabajo para los críticos de arte por que esta codificada.
Yo busco lo universal y soy consciente de que lo que no entendemos, lo descalificamos. Apuesto a la exposición de los sentidos a través de lo visual. El título que le doy a mis obras es solo un indicativo, un subjetivo y cada cual debe tratar de asimilarlas para elaborar sus propias conclusiones. Mis técnicas de trabajo me permiten manejar texturas, acrílicos, técnicas mixtas, espátula, pincel, etc. En lo internacional me agradan Kandinsky, Picasso (su época cubista), Dalí. En lo nacional estoy en contacto con los maestros Rogelio Polesello y Pérez Celis, cuyo trabajo respeto y admiro. Recién ahora, luego de décadas de ser autodidacta, estoy concurriendo al taller del maestro Galluzi. ¿Cómo comencé? De muy pibe, dibujando para mí las historietas de Columba, las del Tony, D'Artagnan y Fantasía. Tengo un buen amigo de la época escolar con el cual nos vemos a menudo. Se llama Sergio Ibáñez y el que conoce de historietas nacionales sabe de quien estoy hablando”.
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