Primer número de El Tony.
Fue exactamente un miércoles 26 de setiembre de 1928, que apareció en los kioscos de todos el país, una publicación destinada a trascender. Seguramente, sus fundadores Ramón y Claudio Columba, no sospechaban la importancia que llegaría a tener aquel emprendimiento. Me refiero a la revista El Tony. Eran tiempos de bonanza para el país, Europa nos miraba con admiración y consumía nuestros productos con avidez. Hipólito Irigoyen iniciaba su segunda presidencia, comenzaban las obras del subterráneo Lacroze y se colocaba la piedra basal del monumento a Rivadavia. En los Juegos Olímpicos de Ámsterdam, nos clasificábamos subcampeones de fútbol y los éxitos de los pugilistas Avendaño y Rodríguez Jurado, junto con la medalla dorada obtenida por el nadador Zorrilla, en los 400 metros nos llenaban de orgullo. Se inauguraba el estadio del Club Independiente, y Huracán obtenía el título de la Asociación Amateur. Ireneo Leguizamo reinaba en el “turf”, Bucci y Riganti en el automovilismo, surgía Justo Suárez, “el torito de Mataderos”, mientras que Bolivia y Paraguay iniciaban una lucha fraticida, Charles Lindberg acometía sus proezas aéreas. El Cine se volvía sonoro, circulaban los primeros colectivos por las calles porteñas, Leopoldo Lugones presidía la Sociedad Argentina de Escritores y Jorge Luis Borges hacía sus primeras experiencias literarias en el periódico Martín Fierro.
En ese marco fue que llegó por primera vez, a consideración de los lectores, la revista El Tony con el costo por ejemplar de diez centavos. Este precio no tendría variaciones hasta 1943. Su inicial tirada de diez mil ejemplares, subiría en poco tiempo, a doscientos mil ejemplares por semana ¡Y en pocos años, alcanzaría la astronómica cifra de trescientos mil!
Aviso de promoción anunciando la salida de El Tony.
El 21 de agosto se 1940 llegaba por primera vez al país, y en las páginas de El Tony, una serie llamada “El Vampiro y Robert”, que no eran otros que Batman y Robin con dibujos de Bob Kane. En 1953 se lograría un auténtico boom, en cuánto a éxito masivo de historietas argentinas. Se trataba de El León de Francia, adaptación de una popular obra radio teatral de Roberto Valenti, con ilustraciones de Fernand. Hablamos de trescientos mil ejemplares semanales y dudamos mucho que tal éxito vaya a ser superado alguna vez en nuestro país. Llegarían más tarde Superman, Flash Gordon y Mundos Gemelos, introductores de la ciencia ficción en historieta Pero llegaban tiempos de renovación y Editorial Columba que siempre había apostado a la labor de artistas nacionales, redobló la apuesta. Pero eso…fue otra historia.
Los años sesenta y la nueva generación de maestros
En la década del sesenta se produciría un cambio fundamental en las publicaciones de Editorial Columba, lo que por supuesto, incluía a El Tony. El cambio era el reemplazo total de historietas de origen extranjero, que por entonces se publicaban. Se abrieron las puertas para numerosos profesionales argentinos.
La desaparición de El Tony y sus revistas hermanas, a mediados del año 2000, fue un golpe mortal del cual nuestra historieta no pudo reponerse. Por mi parte, desde que llegué a Columba en 1965, hasta los días finales en que la editorial cerró sus puertas, tuve el honor y la suerte de redactar miles de guiones de todos los temas. El Tony también tuvo otro record, que no lo ostenta ninguna publicación extranjera, sea americana, europea o asistática. Nada menos que 72 años de publicación ininterrumpida de historieta nacional. Generaciones enteras se criaron leyendo la revista. Por eso, y por todo lo que significó, es que se ganó un merecido e inigualado sitial de oro, en la historia de la historieta nacional. Por ello, setiembre es un mes para recordar.
5 comentarios:
Interesante nota, Armando. Si alguna vez supe la fecha de publicación de EL TONY, la había olvidado.
Gracias por refrescarnos la memoria.
Saludos.
Muy, muy interesante Maestro Fernández.
Gracias... por traerme tantos recuerdos... hermoso el blog.
Este comentario sobre El Tony me ha traído recuerdos de mi infancia, pues yo me crié leyendo la colección que había sido de mi madre y de mis tíos, es decir, viví los años 60 oyendo discos en una victrola y leyendo los números aparecidos entre 1935 y 1943, que puntualmente llegaban aquí a Costa Rica. Aún me quedan algunos de estos ejemplares. Inolvidables, sin duda, Rulito, Fideo y Raviol, El Pecoso y su Pandilla, Teddy, el Rey de la Selva y El Dominó Azul, entre otros.Cirilo el Audaz era fenomenal, y me llevó posteriormente a la literatura gauchesca, al ser algo así como una mezcla de Santos Vega, Aniceto el Gallo, Anastasio el Pollo y Martín Fierro. Y entre las series extranjeras, la que más me impresionó fue la italiana Saturno Contra la Tierra. El Vampiro y Robert no me pasó desapercibida, sobre todo porque en los 60 Batman y Robin habían vuelto a cobrar fama, con la serie de televisión. Así tantos otros personajes que vuelven a cobrar vida cuando releo los ejemplares que me quedan. Sin embargo, lo que jamás imaginé fue que esta revista hubiera llegado hasta el año 2000, de lo cual me enteré hace unos pocos años, cuando ya navegaba por internet.Yo creía que había desaparecido a más tardar en la década de 1950, pues El Tony dejó de llegar a Costa Rica y en su lugar comenzaron a traer a Billiken. Definitivamente, El Tony y sus revistas hermanas pusieron muy en alto a los dibujantes y guionistas argentinos durante mucho tiempo.
Estoy en una ardua tarea de armar una Editorial para reeditar las revistas de Columba. No será fácil, pero tampoco imposible, mi estimado Armando.
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